Un espectador activo que pretende embeberse del espíritu del bosque e integrase en la naturaleza circundante, huyendo de la sensación de sentirse un intruso; esa es la carta de presentación de la casa SV, emplazada en la ciudad costera de Pinamar, a 360 Km de Buenos Aires. Del encargo de una vivienda de verano, surge este proyecto que ha sabido aunar el peso del hormigón y su introspección con una permeabilidad que se abre a la vegetación exterior, invitándola a ser partícipe de la vida que tiene lugar en su interior. El acabado que se consigue de las losas de hormigón, como si fuesen lamas de madera, junto con las hojas de vidrio hace que esta casa adquiera un aspecto de escultura monumental pero sin intención de perturbar la visión del bosque desde dentro.
Fotografía: © Daniela Mac Adden
El acabado exterior del hormigón se hace también patente en el interior de la casa en techos y paredes y otorga al proyecto una continuidad que, sumada a la sencillez de los encuentros y terminaciones, nos permite entenderlo como un todo. Además, permite en el interior un fácil mantenimiento, a la vez que en el exterior se muestra vulnerable al azote del tiempo, dejando que poco a poco el bosque deje su huella.
Fotografía: © Daniela Mac Adden
Resuelta en una sola planta, esta vivienda de volumen longitudinal está acotada en dos de sus lados por calles de barrio típicas de la localidad. Genera el acceso por el lado más largo, mientras que en los lados opuestos se abre al bosque. Se estructura en tres grandes bloques: dos zonas privadas en los extremos de la planta rectangular y una zona central destinada a la vida en común para el encuentro, tanto dentro como fuera de la vivienda.
Fotografía: © Daniela Mac Adden
Los tablones de madera rojos empleados en el pavimento del espacio exterior de entrada a la sala de estar conforman la transición perfecta al aportar por un lado el mismo acabado que el propio hormigón y por otro lado las tonalidades del bosque.
Fotografía: © Daniela Mac Adden
El mobiliario se resuelve de manera sencilla, elegante y del mismo material, reforzando esa idea de unidad. A un lado de la sala central encontramos una zona con chimenea y en el otro la cocina, que brinda a su vez otro punto de acceso a la vivienda.
Fotografía: © Daniela Mac Adden
Las grandes aperturas de huecos permiten la entrada de luz natural en todas las estancias de la casa, no siendo obstáculo para alcanzar la privacidad ya que se concentran en la cara interior que da al bosque. En las caras que enfrentan la carretera los dormitorios se vuelven opacos y se prolongan los muros con respecto a la planta.
Fotografía: © Daniela Mac Adden
La mesa de hormigón del dormitorio principal se prolonga hacia el exterior y crea un pequeño banco donde sentarse, reforzando aún más la intención de romper los límites y crear una conexión con el entorno.
Fotografía: © Daniela Mac Adden
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