Dieciséis años atrás, en un estudio que realicé sobre los objetos y paisajes domésticos en los hogares europeos, me llamó mucho la atención que los muebles antiguos se colocaran en un lugar destacado de la casa y estuviesen muy bien cuidados.
Sin embargo, fue prematuro pensar que se trataba de objetos que habían pasado de una generación a otra. De las quince casas estudiadas en las que preguntamos “¿tienen algún mueble heredado de sus progenitores?”, sorprendentemente, solo en una contestaron “lo hay” y se trataba de una silla. En los otros casos, se habían movido para comprar muebles antiguos o habían sido regalados.
Reparación de una silla de Hans Olsen —parte del conjunto de comedor Roundette, y fabricada por el taller FREM RØJLE entre 1950-1959— en el taller de carpintería de Jean Baptiste Van den Heede. Fotografía: Nadia Vasileva
Los recién casados en Japón quieren empezar con mobiliario completamente nuevo. Gracias a eso, la industria del mueble es muy próspera; sin embargo, aunque la apariencia de los muebles es buena, si se mira de cerca es de calidad pobre y, por tanto, no resisten el uso de una generación y mucho menos de una herencia, habiendo muchos no deseados que se tiran cada vez que se produce una mudanza.
Tres silla icónicas de Gerrit Rietveld, objeto de muchas copias y reparaciones. De izquierda a derecha: silla para Til Brugman (c. 1919), silla Zigzag para la familia Mees (1935-1936), silla infantil para la familia Van Boven (1919-1923). Rijksmuseum. Fotografía: Jin Taira
En Europa, parece que el esposo y la esposa consultan entre estos para buscar lo que quieren y van comprando poco a poco, considerando la armonía. En ese momento, “lo nuevo” no es lo necesariamente valorado, más bien es “lo antiguo” lo preferido. Escuché que incluso se desmontaban sillas antiguas, añadiendo partes nuevas a las partes originales, para producir muchas copias de la silla original, lo que se conocía como “vintage reparado”.
Banco “Water block” de Tokujin Yoshioka. Un ejemplo de diseño japonés reciente (2002-2004) que explora temas profundamente arraigados en la cultura (como, en este caso, la relación con la naturaleza), con medios contemporáneos. Fotografía: Jin Taira
Los consumidores y productores japoneses no deben pensar en el mobiliario como un artículo “desechable”, sino como un patrimonio social que puede transmitirse de generación en generación.
Autor: Masahiro Hikita. Traducción: Nadia Vasileva, Jin Taira
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