Pertenecientes a una de las fábricas más importantes de la Barcelona del siglo XIX, las abandonadas naves de Can Framis retomaron importancia cuando se tomó la decisión de reconvertirlas en un museo donde la Fundación Vila Casas mostraría su colección de pintura catalana contemporánea. Con ese objetivo se optó por llevar a cabo un proceso de rehabilitación y ampliación.
La fábrica, situada en el barrio del Poblenou, ocupaba inicialmente varias manzanas de las que quedaron solamente tres naves. La intervención consistió en mantener dos de ellas y sustituir la tercera, en peor estado, por un nuevo edificio que las conecta, coincidiendo, a su vez, con el trazado de la nave original. De esta manera los tres edificios configuran un patio que se convierte en el vestíbulo del museo y en espacio para actividades polivalentes.
En el interior, la visita al museo se inicia en la cota más alta, accediendo desde el ascensor del vestíbulo y consiguiendo así un paseo continuo de bajada y sin interrupciones del recorrido expositivo.
Todas las intervenciones se materializan con hormigón basto que se funde con los pavimentos. Una capa de pintura gris protege los muros existentes dejándonos ver su textura (ladrillo, piedra, cicatrices de antiguas ventanas), con la que se forma un auténtico collage donde, además de estas, tienen cabida agujeros y tapiados, reflejo de los diferentes estratos e intervenciones que ha sufrido el edificio a lo largo del tiempo.
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