La obra consiste en la ampliación y rehabilitación de un colegio en un barrio del centro de la ciudad de Adliswil, Suiza. El complejo existente, construido en 1948 por los arquitectos Heinrich Muller y Gustav Ammann, es una edificación de varios cuerpos articulados, que se había quedado obsoleta y debía adaptarse a las nuevas necesidades requeridas en términos de espacio, instalaciones y estado de la fachada.
El proyecto, además de adecuar los espacios interiores, dotando al complejo de mayor funcionalidad, reformula el uso del espacio exterior buscando nuevas relaciones con el edificio. La entrada al colegio, débilmente definida antes de la ampliación, asume un nuevo papel como punto de relación y encuentro, gracias a una gran cubierta porticada (compuesta por una gran losa de hormigón armado sujeta por cuatro columnas de forma cónica) que, por un lado, recoge y protege la entrada y, por otro, la acentúa. Convertida en un gran manto, trata cuidadosamente la luz mediante cúpulas (secciones esféricas de hormigón a las que se suman piezas de pavés circular, que se construyeron previamente) que funcionan como lucernarios. Tanto estos como las columnas rompen la horizontalidad de la losa al mismo tiempo que articulan sutilmente diferentes espacios bajo ella.
Es importante destacar la relación entre los elementos de nueva proyección y los existentes. La ampliación se abarca mediante la simple adición de piezas. Los nuevos espacios de trabajo y relación se acoplan con sencillez, cuidándose sus dimensiones y materialización con el objetivo de respetar la obra existente e integrarse en ella. La ampliación conserva su propia identidad y es coherente con su orden espacial y con la forma de vincularse al edificio existente.
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