David Barragán y Pascual Gangotena fueron alumnos aventajados de Jose María Sáez, del que ya hemos hablado aquí. Desde Quito y con esta pequeña intervención en una playa ecuatoriana se dieron a conocer al mundo recibiendo los más importantes premios de arquitectura europea.
Juntos fundaron el grupo AlBorde, que hoy arrastra masas de estudiantes en su ciudad. Estudiantes espoleados por el discurso apasionado de David. Allí nos recibieron en su estudio y nos llevaron a visitar otra de sus primeras viviendas experimentales. La casa entre muros, que pronto aparecerá en redfundamentos.
Con un presupuesto de 200 euros y rompiendo totalmente con los esquemas de la región, donde se construyen colegios rectangulares, de hormigón y con rejas en las ventanas, la Escuela Nueva Esperanza es un hito en un pueblo, la comunidad de Puerto Cabuyal (Ecuador) donde, hasta hace cuatro años, no existía ningún colegio.
Primero llegó una pequeña cabaña, que pronto se quedó demasiado pequeña, y, a continuación, este proyecto que, situado en la playa, usa los mismos materiales y la misma lógica constructiva con que se han levantado las casas tradicionalmente en la zona. Primero, una base de madera sobre pilotes. Luego, una estructura también de madera. Paredes de caña. Y, por último, un techo a dos aguas tejido con paja toquilla. La diferencia radica en la forma, en la comunidad la identifican con un barco, y en la concepción interior del espacio, más abierto y casi vacío.
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