Un edificio de apartamentos en un barrio residencial, con gran densidad de vegetación, situado cerca del centro de Zurich; ese fue el encargo que recibió el arquitecto Christian Kerez. En 1999 se iniciaría la construcción, cuyo mayor reto consistió en adaptarse a la ubicación y al tamaño impuesto, así como a la disolución de la estructura arquitectónica del edificio, exigida por los restrictivos requisitos constructivos de la zona; consiguiendo, a la vez, un resultado lógico, capaz de crear una unidad comprensible.
La casa supone un intento de definir elementos arquitectónicos como la fachada, la construcción o el material como consecuencia de un concepto espacial. En la consecución de este objetivo surge una estructura abierta caracterizada por el uso de enormes muros que articulan el espacio sin compartimentarlo(en la planta baja crean todo un abanico de vistas diferentes, de claroscuros, casi un laberinto), una distribución del espacio donde no existe ningún tipo de jerarquización ni distinción (los materiales y el tipo de construcción son siempre los mismos) y el uso de dos materiales clave: el hormigón y el vidrio que permiten el acceso del verdor exterior y juegan con la luz, reduciendo su acceso a medida que se adentra en la vivienda.
Ubicación aproximada:
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