El Teatro Municipal de Lima sufrió un incendio en 1998. Un año después era necesario devolverlo a la actividad. El enorme vacío al aire libre se mantuvo abierto y se instaló una rampa de tubo y malla metálica allí donde hubo un tablado de madera. La energía de todos los artistas que habían pasado por el Teatro perduraba en sus muros. La primera obra montada fue El rey Lear. La actuación se desarrollaba tanto en la rampa como en la superficie de la platea y los palcos. Fausto necesitó de un puente, una plataforma y una falda gigantesca hecha con los escombros del teatro. Otelo exigió construir nuevas plataformas y definir espacios en los cuales se desarrollaran hechos paralelos a la acción principal. El Musical fue un caso peculiar, puesto que el público se situó en el antiguo escenario y la representación se dio en sala.
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