Situada en el río Sarela, esta vivienda unifamiliar forma parte de un conjunto hotelero más amplio compuesto por una antigua fábrica de curtidos, secadero, los restos de un molino y unos apartamentos y un garaje de nueva construcción.
En el cruce de la antigua calzada romana, que conduce a Finisterre, con el río, se encontraba, oculta por la vegetación, la estructura muraria de la fábrica. Se propuso aprovechar el valor testimonial de las ruinas y rehabilitarlas, así como añadir otros cuerpos para completar una instalación hotelera que diera apoyo y respaldo a la instalación original.
La vivienda se organiza en dos niveles. La planta inferior acoge la vida familiar diaria de cocina y comedor (con salida a terraza exterior a nivel de suelo) y zona de dormitorios, mientras que el nivel superior incluye la zona de estar y biblioteca, en un espacio diáfano, con su propia terraza. Ambos niveles se encuentran a media altura respecto al acceso. Si el cuerpo inferior es pétreo y más bien recogido, el volumen superior, de vidrio y zinc, se abre, por el contrario, al paisaje con grandes ventanales que compensan la habitualmente escasa luz solar.
El edificio se integra en la topografía y en la estructura muraria de la finca resolviendo la transición entre arquitectura y entorno dando, con su materialidad, las claves que, en distinta medida, van tomando cuerpo en otras edificaciones del conjunto.
Ubicación aproximada:
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