1/24/2022
85 viviendas sociales en CornellàLa edificación se organiza alrededor de un patio que articula una secuencia de espacios intermedios. En planta baja, un pórtico abierto a la ciudad anticipa la puerta del edificio y filtra la relación entre el espacio público y el patio comunitario que actúa como una pequeña plaza para la comunidad. En lugar de entrar directa e independientemente desde la fachada exterior a cada vestíbulo del edificio, los cuatro núcleos de comunicación vertical se sitúan en las cuatro esquinas del patio, de manera que todos los vecinos confluyen y se encuentran en el patio-plaza. En planta tipo, se accede a las viviendas a través de las terrazas privadas que conforman la corona de espacios exteriores que dan al patio. La planta general del edificio se organiza en una matriz de habitaciones comunicantes. Se trata de 114 espacios por planta, y 543 en el edificio, de dimensiones semejantes, que eliminan pasillos tanto privados como comunitarios para obtener el máximo aprovechamiento de la planta. Los espacios servidores se disponen en el anillo central mientras el resto de habitaciones de uso y tamaño indiferenciado, de unos 13 m2, discurren en fachada ofreciendo distintos modos de habitar. Otra terraza en la corona exterior completa la secuencia espacial, el enfilade de espacios interconectados por grandes aberturas, permeables al aire, la mirada y el paso.Fotografía: José HeviaLas 85 viviendas se distribuyen en cuatro agrupaciones y un total de 18 viviendas por planta. Alrededor del núcleo se articulan cuatro o cinco viviendas, de manera que todas las tipologías tienen ventilación cruzada y doble orientación.Las viviendas constan de cinco o seis módulos, según sean de dos o tres habitaciones. La cocina abierta e inclusiva se sitúa en la habitación central, actuando como pieza distribuidora que sustituye a los pasillos, a la vez que permite visibilizar el trabajo doméstico y evitar roles de género.
Fotografía: José HeviaLa dimensión de las habitaciones, además de ofrecer una flexibilidad basada en la ambigüedad de uso y en la indeterminación funcional, permite una crujía estructural óptima para la estructura de madera. Al tratarse de vivienda social, para lograr la viabilidad económica se ha optimizado el volumen de madera necesario por m2 de construcción hasta llegar a 0,24 m3 por m2 de superficie construida.
1/19/2022
Rehabilitación de la Iglesia de San AtilanoLa iglesia de San Atilano es un templo del periodo barroco, de tres naves, situado en el Centro Histórico de Tarazona.El Ayuntamiento decidió rehabilitarlo como Espacio Cultural polivalente y flexible. La intervención se plantea con tres ideas directrices. La primera, tratar de poner en valor las características espaciales del edificio: la unidad formal, la homogeneidad del espacio y el modo de captar y reflejar la luz, modificando solo aquellos elementos de escaso valor. Otra directriz de la rehabilitación ha sido solucionar las patologías existentes, como las humedades presentes en muros y suelos. Para ello se han utilizado varias capas de mortero de cal permeable que deseca la humedad de los muros. Además, se ha colocado una ventilación natural en la nave y se ha dispuesto una cámara ventilada entre el antiguo y el nuevo pavimento. Por último, la propuesta de adecuación al nuevo uso se ha resuelto con un solo elemento: un plano de madera que se apoya sobre el pavimento existente y configura el espacio expositivo.
12/22/2021
Hospital de la Santísima Trinidad de TorrijosEl hospital de la Santísima Trinidad (1525) forma parte del proyecto de Teresa Enríquez para la transformación de la aldea de Torrijos en una de las primeras villas renacentistas españolas. Los hermanos Egas y un joven Alonso de Covarrubias, encuentran aquí las condiciones para transitar desde el Gótico Isabelino a un Renacimiento primerizo. El Hospital, hoy recuperado de la ruina, es pionero en la utilización del claustro como estructura funcional sanitaria, y también en la composición tosca e imperfecta de un Renacimiento arcaico. Construido con métodos populares, todo el esfuerzo se concentró en el claustro de toba calcárea local, que escapa al orden de fábricas ciegas, captando la luz y la ventilación como elementos de una nueva arquitectura humanista.El proyecto sustrae los añadidos, abre timpanizados, recompone faltantes, y recupera niveles de suelos y cubierta. Una estructura nueva revierte la ruina y repone estructuralmente el orden arquitrabado del claustro. El restauro, por analogía, repite el modelo de carpinteros y albañiles locales inexpertos en restauración pero doctos en los mismos métodos constructivos que alumbraron al Hospital hace 500 años, respetando también la misma economía circular original. La obra es construida con morteros de cal y arena y un tablón de construcción sin labrar de 21x7 cm, que aparejado de diferentes formas construye alfarjes, cubiertas, artesas, apeos y escalera. Hoy el hospital está de nuevo en pie, alzado de nuevo bajo las huellas de su memoria, para continuar el curso de la vida.
12/14/2021
Pabellón de la Cardencha¡Emergencia....! Querían una caseta de obra equipada. Junto a una infraestructura existente (aljibes y canales de riego), una sombra para el "investigador solitario". Allí debajo se está fresco, protegido por la cardencha, bajo un manto de glicinias cuyo terrón aporta inercia y compensa los voladizos. Con un tablón se hace todo. Abrazos compensados por unos redondos de acero que estabilizan el conjunto.Tan primitivo y leve como una cabaña, aún tan musculado como una toguna. Se construyó en un mes y costó 24.000 €
11/24/2021
Casa 905Ningún contexto es irrelevante para un nuevo edificio. Y a menudo el propio sitio genera condicionantes, afectando el proyecto en casi cada decisión. No es el caso de esta casa.El sol, la geometría de la parcela (casi cuadrada con un chaflán), un vecino excesivamente cercano a sur, y una torre de viviendas a norte, más propia de un polígono residencial de los sesenta que de este trozo de ciudad jardín donde se ubica el solar. Cuatro inputs mal contados.Los propietarios (una pareja con dos hijos) querían una casa sin mantenimiento, con mucha privacidad y una buena relación con el jardín -más bien un patio- durante todo el año, un estudio bien puesto, y otros pocos requerimientos habituales. Y ganas de vivir en una casa moderna -sin mayúscula-. Y cierto interés por la arquitectura doméstica japonesa contemporánea.Fotografía Adrià GoulaCon estos condicionantes teníamos claro que la historia había que escribirla casi desde cero o, mejor dicho, desde dentro, con el propio edificio. Había que crear un sitio nuevo.La parcela era plana, ligeramente por debajo de la rasante de la calle. Sin árboles.El primer paso fue construir una valla opaca lo más alta posible, de unos dos metros, y situar la casa descentrada hacia el este, colmatando los 120 m2 de ocupación máxima y rellenando todos los límites edificables excepto a oeste, por donde entra solo durante todo el año. Allí es donde el jardín perimetral se hace más ancho (7,6 m), el resto tiene anchuras variables adecuadas a la normativa (3 m a vecinos y entre 5 y 6 a las calles) -la normativa obliga a cosas que no siempre tienen mucho sentido-.A norte plantamos unos árboles de hoja perenne que, con el tiempo, privarán la vista desde la torre de viviendas vecina.La nueva casa se estructura en cuatro capas concéntricas paralelas a los límites del solar, como una cebolla. De exterior a interior: la valla de obra, el patio perimetral y una galería corrida que rodea el cuerpo central, una caja de obra vista de bloque de hormigón de dos plantas.En fases iniciales del proyecto, cuando la casa era más grande, la galería perimetral era un espacio intermedio, bioclimatizado, con usos complementarios, y todas las piezas principales se alojaban en el núcleo de la vivienda. Posteriormente, por adecuación presupuestaria, se redujo la superficie y en el cuerpo central solo quedaron las habitaciones, los baños y la escalera. Las zonas comunes pasaron a la galería.
Fotogafía: Adrià GoulaEn la galería pasa casi todo. Es una veranda, con ciertas resonancias a la casa de Orinda de Charles Moore, que propone relaciones intensas y variables (estacionalmente) con el patio; en verano, mediante los grandes paramentos correderos se convierte en un porche; en invierno, grandes ventanales en las esquinas ofrecen vistas enmarcadas al jardín y captan radiación solar a poniente. Contrariamente a lo habitual, en esta casa los cristales son fijos y los portones móviles son opacos, una condición que transforma la fachada y la galería constantemente, en función de qué está abierto y qué cerrado.
Fotogafía: Adrià GoulaComo en la capilla de Santa María dos Anjos de Lina Bo Bardi, la veranda, de cubierta inclinada, se construye con sistemas ligeros y en seco: estructura de madera (pilares, vigas y techo) y cerramientos de vidrio, aluminio, madera y chapa galvanizada ondulada. En contraposición con la ligereza de la galería el núcleo central es masivo y compacto, con más inercia térmica. Los muros de bloque y los forjados se dejan vistos en la galería y se pintan de blanco en las habitaciones.En invierno, la veranda abriga y calienta todo el cuerpo central (baños y habitación), que no tiene sistema de climatización propio (en planta baja); el pavimento de hormigón, con mucha inercia, aparte de recibir puntualmente la radiación solar directa, se calienta vía suelo radiante, al igual que las habitaciones del primer piso; la generación es por bomba de calor aerotérmica.En verano, cuando las correderas están cerradas, las ventanas se protegen del sol con el vuelo de la cubierta y con unas cortinas reflectantes exteriores. A su vez, la inclinación del techo favorece, por estratificación, un sistema de ventilación pasivo que evacúa el aire caliente mediante cuatro conductos ocultos en las fachadas qué funcionan cómo pequeñas chimeneas solares, favoreciendo la renovación natural y facilitando el refrescamiento de la veranda.Diez años más tarde de la primera reunión con los clientes, y con una larga e intensa historia entremedio, se completó la casa 905. El largo tiempo fue otra herramienta determinante en el proceso del proyecto.La arquitectura, a veces, saca partido de (su) lentitud.
10/20/2021
O Banco do PiñeiroLa estrategia de este proyecto es generar caminos en un entorno donde se unen valores patrimoniales diversos -históricos, paisajísticos, botánicos-. La intención principal es construir un camino hasta un punto desde el que puedan surgir otros caminos espontáneos, construir lo mínimo para lograr generar el mayor interés y “provocar percepciones distintas y así entender todas las dimensiones de este lugar, visuales, acústicas, olfativas, etc.”.Ese punto final del camino e inicio de otros se marca con un banco de piedra cúbico y una barandilla metálica de protección para los visitantes en sillas de ruedas.El primer elemento propuesto por el autor fue la utilización únicamente de materiales de reciclaje, básicamente losas y adoquines levantados y rechazados en otras ciudades y acopiados en un almacén próximo, que aprovecharon para realizar todos los pavimentos del proyecto.En un lugar de tanto valor patrimonial, pero en un entorno natural de topografía irregular, plantearon un camino acompañado de una barandilla para ayudar al movimiento de las personas con alguna minusvalía de modo que este entorno de importancia identitaria pudiera ser participado por todos los vecinos independientemente de su movilidad.
“¿Que din os rumurosos?” es la frase que está grabada en la baranda de apoyo para los minusválidos y que marca el final del camino. Está basada en el poema de Eduardo Pondal “Os Pinos” y origen del himno gallego. La frase completa: ¿Que din os rumurosos na costa verdecente?, que quiere decir: ¿Qué dice el pueblo gallego?
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